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3 consejos para enseñar a los niños la diferencia entre gastar y ahorrar de forma entretenida

La diferencia entre ahorrar y gastar parece muy obvia. Lamentablemente, incluso los adultos que la conocen a veces se olvidan que hay dos caras de la moneda y deciden usar todo su capital en compras, dejando completamente de lado una reserva para el futuro. Por eso, es muy importante no solo enseñar esto a los niños, sino también reforzar el aprendizaje mientras crecen para que no lo olviden.

Una de las mejores formas de hablar con los más pequeños sobre el dinero es con juegos y actividades simples, donde comprendan que todas las cosas tienen un valor monetario y que todos tenemos un límite de capital.

¿Cómo explicar a los más jóvenes qué es gastar?

Gastar es muy fácil, no solamente de hacer, sino también de entender. Simplemente es el intercambiar dinero por algún bien o servicio. En realidad, esta transacción la realizamos tantas veces que en ocasiones los niños llegan a darlo por hecho sin imaginar lo que implica. Un claro reflejo de esto es cuando te acompañan a alguna tienda y piden todo lo que ven, esperando que puedas tener todo en el carrito al final del día.

Para los más pequeños, una forma fácil de empezar a explicarles que comprar no es tan simple como parece, puede ser organizando un juego con un minisúper en casa usando fichas de colores en lugar de dinero real. Así, tu les entregas a ellos una cantidad de fichas y colocas dulces, cupones por horas de juego, o cosas que ellos encuentren atractivas en un rincón, que se convertirá en tu tienda.

Cuando ellos quieran algo deberán tomar sus fichas y ver para lo que les alcanza. Algunas veces probablemente habrá también llanto y enojo, pero verás cómo con el tiempo comprenderán lo que está sucediendo y, con un poco de ayuda, aprenderán a administrar mejor sus monedas disponibles.

Para los más grandes, que ya saben contar, el Monopoly es una excelente opción para comprender cómo funciona el mundo real. Además, existen algunas versiones de caricaturas o series que lo harán más entretenido para ellos y podrán disfrutar de un tiempo de calidad en familia mientras juegan y aprenden.

Enséñalos a identificar los gastos

Aprovechando estas mismas actividades, también puedes mostrarles que existen distintos tipos de compras. Lo más sencillo es dividirlas en esenciales, antojos e impulsos. Como su nombre lo dice, las primeras son cosas que de verdad necesitas para vivir, como comida, vivienda, pagos de la escuela, etc.

Los antojos son cosas que te hacen feliz, pero que no son indispensables. Además, hay algunos de ellos que pueden ser provechosos, si los usas más de una vez o si te ayudarán a cumplir mejor con alguna tarea en específico. Por eso también hay que hablar con ellos sobre las compras inteligentes, que son aquellas que a la larga te dan un beneficio mayor a lo que costaron.

Finalmente, los impulsos son esos objetos que simplemente adquiriste por un capricho, porque se te hicieron lindos o son antojos que en realidad solo usarás una vez. En este ámbito también entran los famosos gastos hormiga que en el caso de los niños puedes demostrarlos agregando a la tiendita de tu casa algunos dulces pequeños que parecen compras que no afectarán, pero en el recuento terminan juntando una suma considerable.

Ayúdalos a que comprendan la importancia del ahorro con el método de la alcancía

Un ahorro es un poco de dinero que vas guardando con la finalidad de poder usarlo en el futuro. En este ámbito entran también las inversiones, que te ayudan a hacer rendir tu capital al otorgarte una ganancia fija.

La mejor forma de lograr que tus hijos comprendan lo importante que es reservar una cantidad y no usar todo es empezando con el ejemplo. Si tienes la posibilidad, abre para ellos una cuenta infantil en alguna institución bancaria, y una vez al mes vayan juntos a depositar lo que hayan juntado.

También puedes comenzar con algo tan fácil como una alcancía en casa y, para estimularlo a que realmente haga aportes, establece metas junto a ellos. No importa la edad que tengan, cada uno tiene siempre algo que desea y que puedes usar para fijar objetivos a corto, mediano y largo plazo.

Para esto, necesitarás tres alcancías. En la primera, anota el nombre de algo que el niño o la niña pueda comprar pronto, como algún juguete o prenda de ropa. En la segunda busca otra motivación que podrá tardar algunos meses en reunir el capital necesario para lograrlo, como un aparato electrónico. Y, en la última, algo que será a largo plazo, como algún viaje.

También ayúdalo a crear un presupuesto con sus ingresos fijos, de ahí destina al menos un 15% para el ahorro, de lo cual deberán aportar un poco a cada una de las alcancías, y el resto divídelo entre gastos necesarios y lo que tiene disponible para antojos o caprichos.

Con esta simple actividad no solamente verás que tus hijos ponen más atención en cómo distribuyen su capital, sino también se verán motivados al ver que ellos mismos pueden ir cumpliendo sus sueños.

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